cuando era pequeña me imagina cómo sería con tal vez unos años más, tendía a pensar que sería más alta, más flaca, más inteligente, pero lo que realmente me preocupaba, y lo recuerdo con total claridad, era que aprendiera a hablar, que pudiera tirar de hemeroteca, que supiera fechas, noticias, hechos, bases, sucesos, y que pudiera tirar de ellos a modo de coletilla para que todo sonara diferente, mejor tal vez.
Esta preocupación surgió con un profesor del partido, por alguna razón (que no recuerdo) esta preocupación aumentó con los años, y desde entonces intento saber de todo, memorizar todo, quedarme con fechas, apellidos y no tanto nombres, lugares, y algún que otro titular.
ahora que soy menos pequeña, y miro atrás, me veo siempre forzando, mi capacidad incluso la que no tenía, siempre pendiente de esa mirada afectiva, esa reafirmación obtusa sobre algo que es tuyo y no nato, creado, alimentado; pero, ¿ para qué?
esa reafirmación obtusa de lo ajeno, y la mía, ¿cuándo?
CUANDO DEJARÉ los libros, los sucesos, los apellidos, las fechas, las noticias, los lugares.
para ser sólo yo, ya no tan pequeña.
quizás nada de pequeña en absoluto.
sólo yo.